H. pylori es una bacteria gramnegativa, microaerofílica y esférica que a menudo reside en la capa mucosa del epitelio gástrico antral y del fondo, y ocasionalmente en el tejido gástrico ectópico en el duodeno o el esófago. Aislado por primera vez de los humanos en 1982, H. pylori se protege del entorno ácido del estómago al residir en la capa mucosa del estómago y también al producir la enzima ureasa que descompone la urea en sales de amonio, que sirven como amortiguador contra la acidez gástrica. H. pylori es altamente móvil debido a la función de sus flagelos, que permiten que el organismo se mueva dentro de la capa mucosa del estómago.
H. pylori se encuentra en individuos de la mayoría de las zonas del mundo, pero su prevalencia está vinculada a una región geográfica, edad, etnia y nivel socioeconómico específicos. Los estudios sugieren con frecuencia que la transmisión de H. pylori se produce a través de las vías fecal-oral y oral-oral. En muchos países en desarrollo, la colonización por H. pylori es casi universal a los 20 años, probablemente debido al hacinamiento de la población y al saneamiento deficiente del agua. En los Estados Unidos, la prevalencia aumenta con la edad.
H. pylori se encuentra en el 90 por ciento de los pacientes con úlceras duodenales y en el 70 al 90 por ciento de los pacientes con úlceras gástricas. De hecho, la infección por H. pylori es la causa más común de úlcera péptica no relacionada con AINE o no relacionada con aspirina. Aproximadamente del 10 al 20 por ciento de las personas infectadas con H. pylori desarrollarán, con el tiempo, la enfermedad de úlcera péptica. Otras complicaciones graves de la infección incluyen:
Gastritis atrófica
Adenocarcinoma gástrico
Linfoma gástrico
Hasta el 70 por ciento de las personas infectadas con H. pylori experimentan largos períodos de presentación de síntomas insignificantes o nulos. La detección rápida de H. pylori y la intervención y erradicación adecuadas son necesarias para minimizar las complicaciones potencialmente graves de la infección.
La enfermedad ulcerosa generalmente presenta síntomas, que incluyen:
Dolor epigástrico punzante o ardiente
Náuseas
Vómitos
Pérdida de peso
Hinchazón
Eructos
Acidez estomacal
Una buena higiene es una forma importante de prevenir la propagación de H. pylori. Las recomendaciones para reducir la propagación de las bacterias incluyen:
Lavarse las manos con agua y jabón, especialmente después de ir al baño y antes de comer
Limpiar y cocinar los alimentos a fondo antes de consumirlos
Solo beber agua limpia y segura
El diagnóstico de la infección por H. pylori es importante para el tratamiento y la erradicación adecuados. Las pruebas diagnósticas para H. pylori se pueden clasificar en dos categorías: pruebas invasivas que requieren muestras de mucosa gástrica y pruebas no invasivas que no requieren muestras de mucosa. Las muestras de la mucosa generalmente se obtienen de una biopsia endoscópica. Las pruebas que no requieren una biopsia de la mucosa incluyen:
Pruebas serológicas
Pruebas de antígeno utilizando muestras fecales
Pruebas de aliento de urea
El tratamiento para H. pylori incluye la administración de antibióticos apropiados para combatir la infección, así como otros medicamentos para curar el revestimiento del estómago y reducir el dolor. Se recomienda un seguimiento después de cuatro semanas de tratamiento para garantizar la eficacia del tratamiento con antibióticos.